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lunes, 18 de diciembre de 2006

Intel Core 2 Extreme, el primero con 4 núcleos

El primer microprocesador para equipos de escritorio dotado de dos pares de cores ya está en nuestro Laboratorio. Como cabía prever, en algunas pruebas ha batido todos los registros de rendimiento, permitiéndonos entrever qué nuevas cotas de productividad nos permitirán alcanzar los chips multinúcleo.

Basta conocer un solo dato de este microprocesador para que cualquiera pueda percatarse de que nos encontramos ante un auténtico monstruo cuya fuerza bruta hace palidecer incluso a los chips más sofisticados concebidos para gobernar servidores y estaciones de trabajo. El apunte en cuestión revela el número de transistores que este nuevo Intel Core 2 Extreme incorpora: ni más ni menos que 582 millones (291 para cada unidad o die dotada de dos núcleos). Es cierto que es sólo un dato de importancia relativa y que hay otros a los que conviene prestar más atención, sin embargo, revela con absoluta contundencia la extrema flexibilidad de la microarquitectura Intel Core y augura una vida útil de esta implementación, como mínimo, tan dilatada como la de NetBurst.

Las características de este potente microprocesador, al que hasta ahora llamábamos Kentsfield en clara alusión al nombre en código de su núcleo, hablan por sí mismas: trabaja a una frecuencia de reloj de 2,66 GHz, ha sido fabricado utilizando tecnología de integración de 65 nm., incorpora nada menos que 8 Mbytes de caché de nivel 2 (L2) y un bus del sistema a 1.066 MHz, entre otras cualidades. No obstante, esta CPU no incorpora 4 núcleos totalmente independientes, sino que realmente se apoya en 2 chips Conroe que coexisten en el mismo empaquetado.

Esta peculiaridad es muy importante debido a que impide que las dos parejas de núcleos puedan ser gestionadas de forma autónoma. ¿Qué sucedería si sólo los 2 núcleos de una de las dies estuviesen trabajando en un instante determinado? Sencillamente, que los de la otra unidad también operarán a la misma frecuencia de reloj y utilizarán el mismo voltaje, consumiendo una cantidad de energía en absoluto despreciable y disipando calor. La solución ideal para reducir el consumo de los microprocesadores multinúcleo exige gestionar cada núcleo de forma independiente, de forma que la frecuencia de reloj y el voltaje que se suministra a cada uno de ellos se adecue a la carga de trabajo de la máquina en un instante determinado.

En cualquier caso, es evidente que la puesta a punto de la lógica que permite llevar este esquema de funcionamiento a cabo no es trivial, por lo que todo parece indicar que los responsables de Intel han preferido pasar esta característica por alto en sus primeras propuestas dotadas de 4 núcleos con el objetivo de llegar antes al mercado. No obstante, estamos seguros de que próximamente el roadmap de esta compañía reflejará esta mejora que, antes o después, llegará a sus soluciones multinúcleo. AMD, por su parte, ya ha desvelado que sus primeros procesadores equipados con 4 núcleos, conocidos por el nombre en código Barcelona, permitirán definir de forma independiente la frecuencia de reloj de cada core, aunque no su voltaje.

Como explicamos en el artículo que dedicamos hace unos meses al análisis de los primeros microprocesadores con dos núcleos, no todas las aplicaciones han sido concebidas para sacar el máximo partido a esta dosis extra de potencia. Nuestro banco de pruebas ha refrendado una vez más esta afirmación, demostrando que las aplicaciones ideadas para llevar a cabo tareas que se pueden descomponer a su vez en otras más pequeñas que es posible llevar a cabo de forma simultánea, como las herramientas de diseño en 3D o el software de edición de vídeo, son las que en mayor medida se benefician de la incorporación de múltiples procesadores.

En nuestros tests probamos el nuevo «micro» en una placa base Intel Desktop Board D975XBX2KR, junto a dos módulos de memoria Corsair XMS2 Xtreme DDR2 de 512 Mbytes cada uno y timings 5.5.5.15, una tarjeta gráfica ATI Radeon X1950 XTX PCI-E y Windows XP Professional SP2. Las gráficas que ilustran este artículo revelan los resultados que hemos obtenido en las pruebas más significativas.

En entornos multitarea siempre es de agradecer la presencia de más de una CPU debido a que habitualmente trabajamos con varias aplicaciones simultáneamente. Si además tenemos en cuenta que para que el sistema operativo funcione correctamente es preciso que se ejecuten en segundo plano múltiples procesos que no requieren la intervención del usuario, es fácil percatarse de lo útil que resulta disponer de esa potencia adicional.

No obstante, también es preciso tener en cuenta que, como hemos mencionado, hay muchas aplicaciones que por el momento apenas se benefician de los chips multinúcleo. Entre éstas destacan las herramientas ofimáticas y los juegos. Afortunadamente, este panorama ya ha empezado a cambiar, especialmente en lo que concierne al software lúdico. Y es que muchas desarrolladoras ya están trabajando en títulos que aprovecharán al máximo la presencia de varias CPU.

Por otra parte, el inminente Windows Vista también hará buen uso de los microprocesadores multinúcleo, por lo que el futuro se nos antoja halagüeño para aquellos usuarios que deseen apostar por estas soluciones.


Por todo lo comentado sólo podemos concluir aconsejando el potentísimo Intel Core 2 Extreme QX6700 a aquellos usuarios que trabajan habitualmente con aplicaciones de diseño en 3D y renderizado de vídeo, aunque deberán afrontar un desembolso considerable (el precio de estos chips asciende a 999$ la unidad). Para el resto de entusiastas, los Intel Core 2 Duo y AMD Athlon 64 X2 siguen constituyendo opciones muy apetecibles, especialmente los primeros.

Juan Carlos López Revilla

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